Cuando me enteré que los legendarios Tigres del Norte venían a Barcelona corrí a buscar la manera de ir y poder saludarlos e intente imaginarme como sería el traje que utilizarían para cantarle a sus compatriotas en tierras extranjeras.
No me decepcionaron; una mezcla entre vaquero y torero, con luces y purpurina, colores brillantes y mucha pedrería, representando los estados de nuestro querido México, bordado en hilos de oro... al menos en sentimiento!
Viva expresión del subrealismo que caracteriza la cultura latinoamericana, los Tigres fieles a su identidad misma, le cantaron a los que estamos lejos, pidieron que se derriben los muros que nos separan como personas y como culturas, nos narraron historias de los nuevos héroes, que por estos tiempos nos faltan... y lo mejor, se mezclaron con el pueblo, dejaron a las señoras subir a besarlos y abrazarlos mientras entonaban El rey o Contrabando y Traición. Trajeron a la sala a Teresa la mexicana, que en este caso no soy yo, sino la Reina del Sur y le mostraro a los extranjeros de la sala, que eran bastantes, porque se han convertido en un referente contracultural dentro y fuera de México.
